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La alimentación juega un papel importante en la prevención de patologías oculares.

Una alimentación equilibrada es fundamental para mantener una buena salud visual. Veamos de qué manera.

 

El ojo es un órgano especialmente sensible al envejecimiento por su gran consumo de oxígeno y su exposición al sol, de lo que se deduce que los compuestos antioxidantes contribuirán al mantenimiento de una buena visión. Las enfermedades visuales asociadas a la oxidación y al paso del tiempo son la DMAE y las cataratas, y los alimentos antioxidantes son los frutos de color rojo: fresas, granada, frutas del bosque, sandia… Además, el ojo se puede ver afectado por patologías sistémicas tipo diabetes, hipertensión arterial o hipercolesterolemia; en todas ellas la alimentación es clave.

 

Son de especial mención los pigmentos oculares llamados luteína y zeaxantina, que se concentran en la mácula (zona central de la retina), y que básicamente evitan la formación de radicales libres y de moléculas oxidativas. Por tanto, su función es proteger la mácula del daño de la luz solar y del propio proceso de envejecimiento. Se encuentran en los frutos amarillos y anaranjados: calabaza, zanahoria, batata, tomate, mango… Con la edad la capacidad de absorción de dichos pigmentos disminuye, y dada la función protectora de esa zona tan importante de la retina debemos tomarlos en pastillas, donde se combinan con otras moléculas como son vitaminas y minerales antioxidantes.

 

La vitamina A es otro nutriente a tener en cuenta en nuestro ojo ya que interviene en el proceso fisiológico de la visión. Los alimentos que la contienen son: brócoli, col y espinacas.

 

Para el problema del ojo seco son los ácidos grasos omega-3 los que alivien los síntomas y la irritación de un cuadro muy frecuente, tanto en usuarios de lentillas como en personas de edad por la deshidratación natural de los tejidos y mucosas. Podemos encontrarlos en pescados azules como el salmón, la sardina, las anchoas… Además del consumo de estos ácidos es aconsejable una buena hidratación con abundante agua.

 

No sólo debemos tener en cuenta lo que comemos de forma saludable sino también lo que no debemos comer o consumir: bebidas con alto grado de alcohol, bollería industrial, productos especialmente salados, fritos y grasas saturadas (tocino, algunos embutidos…). El tabaco tampoco es recomendable por su efecto oxidativo y tóxico. Evitemos la obesidad y el sedentarismo, el ejercicio físico es fundamental para un cuerpo sano y una mente sana.

 

Continuando con la estrategia para la prevención y control de problemas visuales, cuando los nutrientes deseables no llegan a nuestro organismo, bien por la edad, por padecer alguna patología o por una alimentación poco equilibrada, disponemos de suplementos con vitaminas y minerales.

 

Somos lo que comemos, y para estar sanos hay que comer saludable.

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