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La pérdida de audición afectará a la manera de funcionar en nuestro entorno y ambientes sociales.

El aislamiento y la irritabilidad acaban siendo la consecuencia de las dificultades auditivas que se alargan en el tiempo.

 

El desgaste propio del paso de los años afecta también a nuestros oídos.  Las células (unidades pequeñas que forman los tejidos de nuestro organismo) del oído interno pierden la capacidad de amplificar las vibraciones sonoras, y de transformarlas en impulsos eléctricos que el nervio auditivo lleva hasta nuestro cerebro.

 

El resultado es que cada vez entendemos peor, sobre todo aquellos sonidos que son agudos (como el canto de un pájaro o la voz de un niño) y que tan útiles son para la comprensión del habla. Cuanto mayor sea el ruido de fondo más dificultades tendremos para oír. Por tanto en ambientes familiares o en las reuniones con amigos el problema se acusa. Y no sólo eso, sino que los ruidos fuertes nos molestan aún más que antes, aunque se supone que oímos menos.

 

Además, cuando una persona se dirige a nosotros y nos habla, advertimos sonidos pero no llegamos a entender muchas de las palabras y, por tanto, perdemos una buena parte del mensaje. Toda esta situación se hace cada vez más frustrante, nos llena de ira y de rabia por la dificultad para entablar relaciones en nuestro ámbito social, o para solucionar gestiones por nosotros mismos. La pérdida de habilidades en otros aspectos también se hace patente y se une a la dificultad auditiva, para hacernos sentir inútiles y torpes. Aceptar lo que nos pasa, entender que no siempre las cosas son como nos gustarían, será la mejor manera de afrontar la situación y de encontrar soluciones.

 

Y helas aquí. Un audífono es un pequeño instrumento electrónico de gran precisión, con posibilidades de ajuste personalizado según cada pérdida auditiva. Su función es ayudar a escuchar lo que antes no se oía. Los últimos avances tecnológicos en este campo permitirán que su audición se acerque mucho a una percepción normal. Son audífonos de menor tamaño y menos visibles que conseguirán mejorar su entendimiento, tan difícil sobre todo en ambientes ruidosos.

 

El sentido del oído, como el de la vista, es el más complejo y valioso para el ser humano. Sin estos sentidos difícilmente podríamos realizar nuestras actividades cotidianas. Cualquier problema detectado a tiempo, mucho mejor. De ahí la importancia de las revisiones tempranas y frecuentes.  Y no olvidemos que cuando empieza nuestro deterioro auditivo la consecuencia es que las células cerebrales que se encargan de procesar el entendimiento van dejando de funcionar adecuadamente.  Si tardamos mucho en optar por una solución auditiva, unos audífonos, el resultado será menos óptimo y menos satisfactorio.

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