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SALUD en mayúsculas, nuestro mejor deseo para todos en el nuevo Año que entra.

Las enfermedades y los problemas físicos no suelen venir por casualidad. El cuerpo es un aparato poderoso, potente y complejo. Pero como toda máquina requiere movimiento para mantenerlo en forma. ¿Qué le sucede a un coche que se aparca durante tiempo? Probablemente cuando queramos volver a usarlo tenga la batería descargada o cualquier otro deterioro por no haber estado en marcha.

 

De ahí que sea tan importante el ejercicio físico que tonifica nuestros músculos, mejora nuestra elasticidad y potencia el corazón y la capacidad pulmonar. Quien mueve las piernas mueve el corazón. Además nos ayuda a desconectar, aliviar un rato nuestro cerebro que no para de producir pensamientos e ideas, a la vez que lo oxigenamos y le obligamos a segregar un tipo de sustancias muy beneficiosas llamadas endorfinas, productoras de la sensación de placer y bienestar.

 

El segundo pilar para cuidarnos sería la alimentación Somos los que comemos. Nuestra maquinaria requiere nutrirse adecuadamente. Creo que   hay que comer de todo pero es obvio que un bombón o un trocito de chorizo alguna vez es suficiente mientras que las frutas y las verduras deben ser alimentos diarios. Hay determinadas edades con patologías  ya diagnosticadas donde estarán prohibidos alimentos como la bollería y azúcares, los embutidos y las grasas. Mejorando nuestra manera de comer evitaremos enfermedades que con los años pueden poner en riesgo nuestras vidas, como son la hipertensión arterial, una cardiopatía o la diabetes. Sabemos también que muchos cánceres son el resultado del consumo de conservantes y sustancias tóxicas que tomamos en muchos alimentos.

 

Y no olvidemos el descanso. Dormir bien es reparador para nuestro cuerpo y para nuestra mente. No siempre es fácil: las preocupaciones y la edad nos lo van poniendo más difícil. Pero no hay que rendirse, hay que estar convencido de su importancia, tener paciencia y no desesperar mientras tratamos de regular nuestro sueño. Y hacerlo con ayuda del ejercicio físico y de la alimentación. Si nos movemos estaremos más cansados a la hora de dormir. Y si cenamos ligero, no haremos una pesada digestión que puede dificultar el sueño.

 

La respiración puede ser un apoyo muy importante.  A pesar de que lo hacemos  a diario, veintiún mil veces cada jornada, y que es obvio que respiramos porque sino moriríamos, normalmente no lo hacemos correctamente, quiero decir, que nuestras inspiraciones y expiraciones no nos permiten llenar al máximo nuestros pulmones. A veces vamos tan acelerados que son movimientos breves que nos permiten vivir pero que no oxigenan adecuadamente nuestros órganos y tejidos. Una serie de respiraciones profundas expandiendo bien nuestro abdomen y nuestra caja torácica, pueden aliviar una sensación de opresión y de angustia.

 

En definitiva, cambiar nuestro estilo de vida para hacerla más saludable y tener menos probabilidades de padecer enfermedades. Merece la pena intentarlo.

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