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La importancia del examen visual en adultos

La prevención y abordaje temprano de los problemas visuales es conveniente no sólo en los niños sino también en los adultos.

 

Vivimos en una sociedad en la que hacemos un uso excesivo de nuestra visión en la distancia de cerca, por el uso continuado y diario de los dispositivos digitales. Por eso es fundamental desde la adolescencia la corrección de defectos visuales que puedan dificultar nuestro trabajo a la distancia media y corta, como son hipermetropías ó astigmatismos. En las lentes, además de la graduación, podemos incluir un tratamiento que filtre una parte de la luz azul que emiten los aparatos electrónicos para mejorar el rendimiento y disminuir la fatiga visual.

 

Por otro lado nos encontraremos con más cantidad de miopes en los que el trabajo en la corta distancia va miopizando cada vez más: en la mayoría de los casos estas miopías irán en aumento incluso hasta los 40 años. La ortoqueratología consiste en el uso de lentes semirrígidas nocturnas que nos permitirán tener una buena visión durante el día sin necesidad de gafas ni lentillas y, aunque se aconsejan sobre todo entre los 6 y 16 años, pueden funcionar muy bien en adultos jóvenes.

 

A partir de los 40 años comenzamos con la presbicia, proceso inherente a la edad en el que empiezan a disminuir las capacidades de enfoque y necesitamos una corrección para ver bien de cerca.  Empieza poco a poco, sin al principio darnos cuenta porque basta alargar un poco el brazo para compensarla. Pero llegará un momento en el que la borrosidad en actividades cotidianas de cerca, como leer, el móvil o ensartar una aguja, nos dé la señal de alarma. En los hipermétropes la presbicia se detecta antes y en los miopes se retrasa. Podemos compensar esta dificultad con el uso de lentes monofocales para cerca, de lentes progresivas o de lentillas multifocales.

 

Es en el adulto mayor donde, además del defecto en gafa, debemos estar muy atentos a su salud visual ya que la probabilidad de padecer enfermedades oculares como glaucoma, cataratas, trastornos vasculares retinianos ó DMAE,  aumenta exponencialmente con los años. Por ello son importantes las revisiones periódicas y el uso de instrumentos de exploración como son el tonómetro (para tomar la presión intraocular), el retinógrafo (para hacer una foto de la retina central), el paquímetro (para medir el espesor de la córnea), el topógrafo (para escanear la córnea), el campímetro (para valorar los campos visuales periféricos) ó el OCT (para el estudio tanto de la mácula como del nervio óptico).

 

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